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Cómo funciona el cerebro durante las relaciones sexuales: Fases y Emociones

¿Te has preguntado alguna vez qué pasa en nuestro cerebro durante las relaciones sexuales? El sexo es un proceso complejo que involucra una serie de cambios fisiológicos y emocionales en el cuerpo humano.

Desde el punto de vista neurológico, el acto sexual es una secuencia de eventos que involucra la activación de diferentes áreas del cerebro y la liberación de una serie de sustancias químicas que afectan el estado de ánimo y la conducta sexual. Conocer estas fases, los problemas asociados y la relación de las emociones con nuestra sexualidad es una herramienta más para mejorar nuestras relaciones que muchas veces necesitan de un apoyo profesional de una sexóloga Madrid que nos guíe en la mejora continua de nuestra sexualidad.

Fases del proceso sexual

El proceso sexual humano se divide en cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Durante cada una de estas fases, se activan diferentes partes del cerebro y del cuerpo, lo que lleva a una serie de cambios físicos y emocionales.

Excitación

En la fase de excitación, la estimulación sexual comienza a activar diferentes partes del cerebro, incluyendo el hipotálamo, el cual es responsable de la producción de hormonas sexuales. Esta estimulación también puede llevar a la erección del pene o a la lubricación vaginal. Durante esta fase, se produce un aumento del flujo sanguíneo en la zona genital. Según Bancroft (2009), el cerebro juega un papel importante en la fase de excitación ya que es el encargado de interpretar los estímulos sensoriales y activar los mecanismos que llevan a la respuesta sexual.

Meseta

En la fase de meseta, los niveles de excitación sexual continúan aumentando y se mantienen en un estado constante de excitación antes del orgasmo. Durante esta fase, el cuerpo se prepara para el clímax sexual, lo que incluye la liberación de hormonas y el aumento de la presión sanguínea, como son la testosterona en los hombres y el estrógeno en las mujeres.

La testosterona es una hormona sexual masculina que se produce en los testículos y es responsable de la función sexual y reproductiva en los hombres. Durante la fase de meseta, los niveles de testosterona aumentan y pueden contribuir al aumento de la excitación sexual en los hombres.

El estrógeno es una hormona sexual femenina que se produce en los ovarios y es responsable de la función sexual y reproductiva en las mujeres. Durante la fase de meseta, los niveles de estrógeno también aumentan en las mujeres y pueden contribuir al aumento de la excitación sexual y la lubricación vaginal.

Orgasmo

En la fase de orgasmo, se produce una descarga de tensión sexual acumulada en el cuerpo. En los hombres, se produce la eyaculación y en las mujeres, se produce la contracción rítmica de los músculos vaginales. Según Fischer, Rodriguez Mosquera y Van Vianen (2018), el orgasmo se produce cuando se activan una serie de regiones cerebrales que desencadenan una sensación de placer intenso entre ellas: hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens, el cuerpo estriado y la ínsula. Esta sensación libera dopamina lo que contribuye a la sensación de recompensa y placer que se experimenta durante el orgasmo.

Resolución

Por último, en la fase de resolución, el cuerpo vuelve a su estado normal y los niveles de excitación sexual disminuyen. Durante esta fase, se produce la liberación de diferentes hormonas que ayudan al cuerpo a recuperarse después del acto sexual entre ellas la oxitocina y la prolactina.

La oxitocina es una hormona que se libera en grandes cantidades durante el orgasmo tanto en hombres como en mujeres, y se ha demostrado que está relacionada con la formación de vínculos sociales y la promoción de comportamientos sexuales positivos. Además, también tiene un efecto relajante sobre el cuerpo y puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad.

La prolactina es una hormona que se libera después del orgasmo en los hombres, y puede contribuir a la sensación de relajación y somnolencia que a menudo se experimenta después del sexo. También se ha demostrado que los niveles elevados de prolactina pueden tener un efecto inhibidor sobre la función sexual masculina.

Problemas y trastornos sexuales comunes

Aunque el sexo es un proceso natural, pueden surgir diferentes problemas y trastornos que afecten la experiencia sexual de una persona. Algunos de los problemas más comunes son la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y la falta de deseo sexual.

Disfunción eréctil 

La disfunción eréctil es la incapacidad de mantener una erección durante el acto sexual. Según Laumann, Paik y Rosen (1999), este problema afecta a más del 30% de los hombres mayores de 50 años. La eyaculación precoz es la eyaculación que ocurre antes de lo deseado, mientras que la falta de deseo sexual se refiere a la falta de interés o motivación para tener relaciones sexuales.

Estos problemas pueden tener un impacto negativo en la vida sexual de una persona y afectar su autoestima y su relación con la pareja. Sin embargo, es importante recordar que existen tratamientos efectivos para estos trastornos y que se recomienda hablar con un profesional de la salud para obtener ayuda.

Eyaculación precoz

La eyaculación precoz se produce cuando el hombre eyacula antes de lo que él o su pareja desean durante las relaciones sexuales. Según la revisión de McMahon (2014), la eyaculación precoz es una de las disfunciones sexuales masculinas más comunes y afecta a alrededor del 20-30% de los hombres en todo el mundo.

Aunque no se conoce con exactitud la causa de la eyaculación precoz, se cree que puede estar relacionada con factores psicológicos, biológicos y sociales. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen técnicas de control de la eyaculación, terapia sexual y medicamentos.

Por otro lado, la falta de deseo sexual, también conocida como deseo sexual hipoactivo, es un problema en el que una persona experimenta una falta de interés o deseo sexual persistente. Según la revisión de Brotto y Basson (2014), la falta de deseo sexual es un problema sexual común que afecta tanto a hombres como a mujeres.

La falta de deseo sexual puede ser causada por factores físicos, psicológicos y sociales, y el tratamiento varía dependiendo de la causa subyacente. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen la terapia sexual, la terapia de pareja, los cambios en el estilo de vida y los medicamentos.

Relación entre las emociones y el comportamiento sexual humano

La sexualidad humana no solo involucra el cuerpo, sino también las emociones y los pensamientos. La respuesta sexual humana puede ser influenciada por una variedad de factores como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima y la comunicación en la pareja. Tal es el punto de la importancia de nuestro estado emocional sobre la sexualidad que diversos estudios relacionan el estrés con la infertilidad posterior. 

Según McCarthy y Metz (2007), las emociones positivas, como la felicidad y el amor, pueden aumentar la respuesta sexual en los hombres y las mujeres. Por otro lado, las emociones negativas, como la tristeza y la ira, pueden disminuir la respuesta sexual. Además, la comunicación abierta y honesta en la pareja puede mejorar la satisfacción sexual y la intimidad emocional.

En cuanto a la autoestima, se ha demostrado que las personas que tienen una buena autoimagen y confianza en sí mismos suelen tener una vida sexual más satisfactoria (Basson, 2005). Por otro lado, la ansiedad y la depresión pueden afectar negativamente la respuesta sexual y la libido.

Referencias

Bancroft, J. (2009). The endocrinology of sexual arousal. The Journal of Endocrinology, 201(2), 181-197.

Basson, R. (2005). Women’s sexual dysfunction: revised and expanded definitions. Canadian Medical Association Journal, 172(10), 1327-1333.

Brotto, L. A., & Basson, R. (2014). Group mindfulness-based therapy significantly improves sexual desire in women. Behaviour research and therapy, 57, 43-54.

Fischer, A. H., Rodriguez Mosquera, P. M., & Van Vianen, A. E. (2018). Understanding the orgasm experience using the emotions as feedback framework. Emotion Review, 10(2), 126-135.

Laumann, E. O., Paik, A., & Rosen, R. C. (1999). Sexual dysfunction in the United States: prevalence and predictors. JAMA, 281(6), 537-544.

McCarthy, B. W., & Metz, M. E. (2007). Emotion and sexual response. The Journal of Sex Research, 44(2), 149-161.

McMahon, C. G. (2014). Premature ejaculation. Indian journal of urology: IJU: journal of the Urological Society of India, 30(3), 311.

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Iván Pico

Psicólogo colegiado G-5480. Graduado en Psicología. Diplomado en Ciencias Empresariales. Máster Oficial Universitario en Orientación Profesional. Máster en Psicología del Trabajo y las Organizaciones. Posgrado en Psicología Deportiva. Técnico Deportivo, futsal. Posgrado en Neuromarketing.

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