Un creciente cuerpo de literatura demuestra que el uso de teléfonos inteligentes puede volverse problemático cuando las personas desarrollan una dependencia tecnológica de modo que puede provocar temor, especialmente el estrés.
Basándose en el modelo de persona de control de demanda, este estudio desarrolla un modelo de investigación novedoso que indica que la nomofobia impacta el estrés a través de la percepción de una amenaza social y que este efecto indirecto depende del contexto de una situación de retirada telefónica. Los resultados mostraron que el efecto indirecto propuesto no es significativo solo cuando la certeza situacional y la controlabilidad se unen, es decir, cuando las personas saben por cuánto tiempo no podrán usar sus teléfonos y cuándo tienen control sobre la situación. Los gerentes pueden ayudar a sus empleados nomofóbicos al infundirles confianza y percepciones de la presencia social al mismo tiempo que les dan un mayor control sobre el uso de su teléfono inteligente durante las reuniones.